Llegué náufrago a vuestra playa tras hundirse mi patera de
navegante solitario.
Intenté aferrarme a la Barca de Caronte pero fui empujado a los abismos por su larga pértiga carente como estaba del obligado óbolo con el que pagar mi pasaje.
Intenté aferrarme a la Barca de Caronte pero fui empujado a los abismos por su larga pértiga carente como estaba del obligado óbolo con el que pagar mi pasaje.
Viajé de polizón en el vientre de Moby Dick hasta que me liberó de mi prisión el arpón certero del cazador Acab.
Únicamente “Gracias”.
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Ésta es tu casa, paisano, ... ¡y ahí puedes pegar el grito!: